La columna de hierro. La realidad del soñador
La vida.Una pesadilla oscura del alma soñadora. Cicerón sabe que su mayor sufrimiento es la esperanza en una Roma de verdad, el anhelo de una civilización digna para el hombre. Sabe que cuanto más piensa en ello, más lejos se encuentra de la vida real. Una verdad que se convierte en una continua punzada en el alma de un hombre que cada vez que abre los ojos se le abre delante un panorama insufrible: la realidad. La realidad de que la vida es un asco, de que nada tiene algún sentido, la realidad de la profunda corrupción del hombre. Sus amigos le abren los ojos, pero Cicerón se niega a creer. ¿Puede acaso un hombre bueno creer que otro hombre puede llegar tan bajo? Eh aquí el dilema de un hombre de principios. La realidad se presenta tan inexplicable e inescrutable que siempre queda un pequeño rincón para la esperanza; y es esta esperanza la que se vuelve la cruda infelicidad de la realidad del soñador.
Confío en que su alma no está perdida, que se mantiene intacta en algún lugar gozando de una felicidad bien merecida; y se que desde allí nos anima a todos a intentar luchar por un mundo mejor, y a no dejarnos enganchar por falsos ídolos que lo único que hacen es hacernos menos hombres, para ser cada vez más animales.
Cicerón sabía que en la vida había algo más, que el hombre era más grande de los seres de la tierra y que su destino no podía ser la corrupción del cuerpo bajo la tumba. No, el espíritu del hombre no podía morir igual que tampoco muere el amor, ni la esperanza, ni la justicia, ni la paz. Había de existir un lugar en el que existiera la paz, la esperanza, el amor y la verdad; un lugar en el que se hiciera justicia al fin, donde podrían descansar las almas atormentadas por la cruda realidad de la vida y en el que se abstendrían todos aquellos cuya alma vendida por los vicios, desprende el hedor de la bebida, la sensualidad y la codicia.
Un más allá donde Cicerón reposa y pone culmen a todas sus obras, donde sigue hablando de la patria y la dignidad, donde encuentra gente capaz de discutir con él e intercambiar opiniones sin violencia y donde los hombres pueden realizarse bajo valores como la lealtad, el honor y la integridad; un lugar donde pueda seguir siendo aquello que le convirtió en hombre.
1 comentario:
Impresionante. Me ha gustado mucho.
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